La modalidad «Pirata», ¿el mejor modo de disfrutar del trail-running?

Medalla

Este pasado fin de semana he tenido la gran suerte de poder disfrutar de la I Marató de l’Alta Garrotxa. Por supuesto, carrera «pirata» exquisitamente diseñada por el gran gurú, pionero y apasionado de este deporte y de la montaña (por poner unos pocos de los muchos calificativos que se me ocurren) y, por supuesto, aun mejor persona, Josep Artigas (El Capi).

Ya durante los días previos esperaba con gran expectación la llegada de este evento, cuidando los preparativos con la misma profesionalidad que uno trata de inculcarse cuando va a participar en una carrera oficial, pero con la diferencia de que aquí la ausencia de nerviosismo, ansiedad,..era total. En realidad, lo más parecido era la sensación que teníamos en la más tierna infancia la noche previa a salir de excursión con los compañeros de colegio o un rato antes de la fiesta de cumpleaños.

BegetEl viernes por la tarde poníamos rumbo a Beget, tan recóndito como precioso pueblo, cuidadosamente restaurado y presidido por la iglesia Románica de Sant Cristòfol que, actualmente, está habitado de forma permanente por algo más de diez personas.

Durante la reconfortante cena pudimos charlar animadamente una parte de los congregados a la cita, ultimando detalles de cara al reto del día siguiente y, como no, reviviendo numerosas anécdotas.

Tras dormir plácidamente en una de las casas de Beget, a las 8:00h. salimos el segundo grupo (el más madrugador lo había hecho a las 7:15h.) a hacer el recorrido de 42 kms. con algo más de 2.600 mts. de desnivel positivo acumulado.

Mucho muuuuucho frío hacía en el momento de salir, quizás algunos grados bajo cero, pero pronto entramos en calor, ya que incluso antes de salir del propio pueblo, comenzábamos a ascender al vivo ritmo impuesto por Jaume Folguera.

Por suerte, en estos primeros metros, de vez en cuando el GPS le confundía antes de que se distanciara demasiado y teníamos la oportunidad de agruparnos de nuevo. A todo esto, «Boira», la hiperactiva perra de Iñaki Pérez, hacía «labores de pastoreo» con todos nosotros, con lo que disfrutaba como el que más.

Pronto nos adentramos en un bosque en el que, a veces, el camino quedaba un tanto difuminado bajo un manto de hojas. Una imagen otoñal muy propia de estas fechas. Boira estaba encantada y no desperdiciaba la ocasión para revolcarse entre las hojas secas. A todo esto, a Jaume ya lo habíamos perdido. Su ritmo era constante y de una intensidad un punto (o dos..o tres..o…) superior al nuestro, así que, cuando nos quisimos dar cuenta, ya iba un buen trecho por delante.

Camino del comanegraAl llegar a un claro en el bosque vimos nuestro primer objetivo relativamente cerca. Este no era otro que la cima del Comanegra (1.557 mts. de altitud). A su vez, vislumbramos, en el collado anterior a su cumbre, al grupo que salió a las 7:15h.

Lo cierto es que se agradece llegar aquí. El sol nos calienta un poco y las vistas que comenzamos a contemplar no tienen precio. Aprovechamos para hacer las primeras fotos y continuamos el ascenso.

El terreno previo a coronar es muy divertido, single-track de tierra y piedras. Estamos disfrutando tanto del recorrido que no nos detenemos al coronar sino que, embriagados por el entorno, continuamos sorteando piedras por la carena hasta alcanzar al primer grupo de las 7:15h., donde Dolors Puig nos recibió con su eterna sonrisa.

3a en el Comanegra

Continuamos carenando y empezamos a escuchar voces. De repente se nosComanegra1 presenta un descenso por un espeso manto de hojas espectacular. Tomás Gámez da «rienda suelta» y baja a tumba abierta. Yo me lo tomo con un poco más de cautela y disfruto de bajar con hojas hasta las rodillas. Al llegar abajo nos espera un segundo grupo de las 7:15h. que se lo estaba pasando pipa viendo cómo resolvíamos este tramo de descenso.

En este punto nos reunimos todos, salvo Jaume Folguera, que había pasado a velocidad de crucero hacía, según nos informan, aproximadamente 30 minutos.

Continuamos carenando todos juntos por el límite fronterizo con FranciaPic de les Bruixes 1 camino del Pic de les Bruixes (1.393 mts. de altitud). Por aquí el terreno es disfrutón de verdad y, el hecho de habernos encontrado todos, nos da un punto de «subidón». Al llegar a Pic de les Bruixes nos paramos un rato a contemplar el paisaje. No en vano la atalaya es increíble, ya que, a pesar de no contar con una altitud especialmente considerable, su situación y la atmósfera especialmente limpia de este día nos permite contemplar los Pirineos orientales espolvoreados con una buena capa de nieve, así como el mar de la Costa Brava.

Tras esta pequeña parada obligatoria, iniciamos el descenso. Aquí se van Descenso Pic de les Bruixesformando de nuevo pequeños grupos, sobre todo cuando llegamos a un camino sinuoso plagado de piedras de distinto tamaño con la inclinación perfecta para otorgarle la  categoría de «especialmente disfrutón» para bajar rápido. Aquí un pequeño grupo, en el que me incluyo, apretamos el ritmo considerablemente. Al final desembocamos en un Gorg, en el que Boira aprovechó para beber y «refrescarse». Ya solo quedaba continuar por un camino ancho para llegar al primer avituallamiento, situado en Sadernes (km. 21 del recorrido). Aquí nos encontramos con Jaume Folguera, que llevaba ya un rato largo esperando por nosotros.

Impresionante el despliegue de medios del equipo avituallador, formado por Assumpta Marimón, Inés Tresserres, Mireia Eodríguez, Maite de Vicente y Josep Massaguer. Allí no faltaba de nada. Los productos estrella resultaron ser las magdalenas de Mireia y, como no podía ser de otro modo, las Voll Damn y la Ratafía.

Ratafia

En mi caso, las magdalenas de Mireia, las pastas, así como los frutos secos y las chuches,  fueron suficientes para recargar las pilas. En carrera me voy directo a por la fruta, pero aquí, solo apetecía darse caprichos 🙂

Avituallamiento Sadernes

En este primer avituallamiento nos quedamos un buen rato, pero es que se estaba especialmente a gusto. El sol pegaba con fuerza y el ambiente era simplemente genial. Finalmente, un pequeño grupo, comandado por Jaume, decidimos emprender la marcha de nuevo.

Al principio estábamos un poco destemplados pero, entre el ritmo que impuso Jaume y que el perfil era en ascenso, entramos en calor rápidamente. Al finalBarbacoa de esta subida comprobamos que nos habíamos quedado solos Mesi, Jaume, Tomás y yo. Aquí nos paramos un segundo a contemplar una tremenda barbacoa que se estaba preparando un grupo de gente. Entre el calorcito de las brasas y lo bien que olía, era toda una tentación quedarse.

Afortunadamente, el terreno y el perfil se suaviza después durante un buen tramo para, a continuación, convertirse en un single track que nos dejaría en la carretera que nos conduce a Oix (km. 31 del trayecto). En este pequeño pueblo nos espera Josep Massaguer con el maletero del coche lleno de cosas. Esta vez me decanto por el turrón de Jijona, el cual me supo a gloria.

Avituallamiento de Oix

En Oix nos detenemos apenas cinco minutos, quizás un poco más. En la mente de los cuatro está que ya solo nos quedan 11 kms. y que, manteniendo el ritmo, en la medida de lo posible, llegaremos a una hora más que cómoda a Beget.

Desde casi el primer instante Jaume vuelve a poner la directa, pero esta vez es demasiado para los demás, que comprobamos cómo nos gana distancia rápidamente y lo perdemos de vista.

CIMG6937

En un momento dado nos extraviamos un poco pero una pastora nos informa de que hacía un poco había pasado «uno como nosotros» que había subido por donde nos encontrábamos. En fin, su indicación nos resultó muy valiosa 🙂

Salvadas las dudas, nos aproximamos al Pic de Bestracá (1.058 mts. de altitud).Carena Bestracá En esta subida empiezo a tener molestos calambres que me hacen progresar torpemente durante un rato. El caso es que la subida me estaba pareciendo chulísima pero cada vez que levantaba una pierna para encaramarme a alguna roca, se me contracturaba algún músculo. A pesar de haberme hidratado bien, me bebí casi medio litro de agua con sales y me tomé un Gel Oral.

Una vez en la cima, en la cual se encuentra un vértice geodésico y una ruinas medievales, comenzamos a descender por un camino hitado lleno de rocas. El caso es que el GPS nos indicaba que habíamos confundido la ruta. Entonces rectificamos campo a través, pero, por mucho que buscábamos en todas direcciones, no encontramos ningún camino. Sabíamos que había que avanzar Tarterahacia la izquierda pero no por donde. La pendiente fuertemente inclinada, así como el espesor de la vegetación complicaban la tarea de encontrar el track.

Después de un buen rato dando vueltas y luchar con la ramas de los árboles, damos con la tartera por la que realmente había que descender y, en ese momento escuchamos una voz. Se trata de alguien que también se ha perdido pero aun no sabemos de quién se trata. La sorpresa fue mayúscula cuando aparece ante nuestros ojos Jaume, el cual llevaba mucho más tiempo que nosotros dando vueltas tratando de encontrar el camino. Me imagino que durante el tiempo que estuvo vagando solo se le pasó por la mente que acabaría devorado por lobos o algo parecido 😀

Una vez en la ruta de nuevo, continuamos a ritmo vivo por un bonito camino dentro del bosque que nos conduciría a la carretera de acceso a Beget. Justo aquí nos encontramos con el equipo avituallador y escoba, que en ese momento regresan en coche a Beget.

Llegada a Beget

De nuevo en las calles de Beget, solo restaba llegar a la «meta» situada en la terraza del restaurante Can Jeroni, donde nos recibió el equipo avituallador y animador, al cual se habían unido nuestros amigos Koalas, y se nos hizo entrega de las originales medallas conmemorativas.

medallas

Tras darnos una ducha «regeneradora», volvimos a la zona de meta a departir con toda la gente allí congregada, a la espera de la llegada de los grupos que restaban por completar el recorrido.

Llegada

Una vez todos reunidos, pasamos a disfrutar de una deliciosa cena en el restaurante Can Jeroni, donde tuvimos de nuevo la oportunidad de cambiar impresiones sobre lo vivido durante el día, así como rememorar grandes gestas y convidarnos a futuros retos.

cena Can Jeroni

Tras una noche de lo más reparadora, aun nos quedaba disfrutar de tan entrañable pueblo y sus alrededores, así que nos dispusimos a dar un «paseo» Ermitade aproximadamente 10 kms. con el objetivo improvisado de visitar la Ermita de Sant Valentí de Salarsa. Una vez más la meteorología estuvo de nuestro lado y pudimos disfrutar de una atmósfera muy agradable y unas vistas impagables.

Tras esta vueltecita tocaba de nuevo reponer fuerzas, así que, que mejor lugar que Can Jeroni para  gozar con un exquisito almuerzo, que sirvió de colofón a un fin de semana que quedará siempre en nuestra memoria y sobre el que, tengo por seguro que hablaremos de nuevo, largo y tendido, en futuros encuentros.

Lo cierto es que, cada vez disfruto más realizando este tipo de actividades «piratas» en detrimento de participar en algunas carreras, ya que resultan propicias para simplemente disfrutar de la montaña, de nuestro deporte y, sobre todo, de compartirlo con amigos que lo viven con la misma o mayor, si cabe, intensidad que nosotros.

También es acertado pensar que el espíritu competitivo se deja totalmente de lado, pero para eso ya están la competiciones oficiales, en las cuales también se disfruta con enorme intensidad cada segundo pero en las que, la mayoría de las veces, los nervios iniciales, así como la concentración que exigen los preparativos y el ritmo frenético inherente a las carreras, impiden saborear con calma los deliciosos momentos que nos brinda este maravilloso deporte. Por otro lado, muchas veces, al terminar la competición, acaba todo, con lo que apenas se tiene tiempo para departir con la gente que ha acudido a la cita.

Con todo ello no quiero decir que un punto de vista sea mejor que el otro («pirata» u oficial) y que haya que decantarse solo por uno de ellos. Simplemente creo que ambos se complementan a la perfección y que mantener un perfecto equilibrio entre ambos mundos durante una temporada puede hacer que, precisamente, esa en concreto, sea inolvidable.

Beget 1

P.D: Creo que he utilizado mucho el verbo «disfrutar»…..pues eso 🙂

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